Los 38 remedios

La historia de los viajeros.

Una alegoría de los remedios

(1934) Dr. Edward Bach

Había una vez – y siempre había una vez- dieciséis viajeros que salieron caminar a través de un bosque.

Al principio todo iba bien, pero después de haber recorrido cierta distancia uno de ellos, Agrimony empezó a preocuparse y a pensar si estaban en el sendero correcto.
Cuando se hizo la tarde, y a medida que entraban más entre las sombras, Mimulus comenzó a tener miedo, miedo de que se hubiera perdido. Cuando se puso el sol y las sombras se espesaron y los ruidos de la noche en el bosque se hicieron oir a su alrededor, Rock Rose se llenó de terror y llegó a un estado de pánico. Gorse perdió toda esperanza y dijo: «no puedo ir más allá, sigan ustedes, pero yo me quedaré acá donde estoy, hasta que la muerte me libere de mis sufrimientos»…

Oak por otro lado, aunque sentía que todo estaba perdido y que nunca volvería a ver la luz del sol, habló impetuosamente y dijo: «lucharé hasta el final».

Scleranthus tenía un poco de esperanza, pero por momentos se sentía inseguro e indeciso, primero quería tomar un camino y enseguida quería caminar otro. Clematis seguía caminando despacio y pacientemente, pero casi ni se preocupaba por saber si se dirigía al último descanso o si lograría salir del bosque. Gentian conseguía alegrar mucho a los demás, pero luego caía en un estado de frustración y depresión.

Los restantes viajeros nunca sintieron miedo, sólo les preocupaba salir del bosque y, a su manera, estaban deseoso de ayudar a sus compañeros.

Heather estaba seguro de su camino y quería que todos lo siguieran. Chicory no se preocupaba por el fin del viaje, sino que se acercaba solicito a sus amigos para saber si tenían los pies doloridos, estaban cansados o tenían comida suficiente. Cerato no confiaba mucho en su propio juicio y quería probar todos los caminos para estar seguros de que no se equivocaban, y el pequeño y sufrido Centaury, tanto que quería aligerar la tensión, que estaba dispuesto a cargar el equipaje de todos. Desgraciadamente para él, tenía que llevar por lo general el peso de aquellos que eran más capaces de soportarlo, porque se lo pedían con mayor insistencia.

Rock Water, ardiendo por ayudar deprimía un poco al grupo porque se ocupaba de criticar todo lo que estábamos haciendo mal, y sin embargo él sabía el camino. Verbain también debía saber cual era el sendero correcto, porque si bien al principio se había mostrado un poco confuso, a la larga arengó a todos acerca de la única salida que tenían.
Asimismo Impatiens conocía bien el camino a casa, tan bien lo conocía que se impacientaba con aquellos que no marchaban tan rápido como él. Water Violet ya había viajado antes por ahí, conocía el camino correcto, y mostrándose algo orgulloso, desdeñaba a los demás porque no entendían nada. Él pensaba que los demás eran un poco inferiores.

Y al fin todos encontraron la salida del bosque.

Ahora sirven de guías a otros caminantes que hacen ese viaje por primera vez. Y como saben que hay un sendero que lleva a la salida, y como saben también que la oscuridad del bosque no es más que la sombra de la noche, caminan como ‘valerosos caballeros’ y cada uno de los dieciséis viajeros enseñan la lección a su manera, con el ejemplo necesario.

Agrimony se pasea libre de preocupaciones, y se ríe de todo. Mimulus perdió el miedo; Rock Rose en los momentos más negros, es el retrato de la calma y la serena valentía. Gorse les habla en medio de la oscura noche de cómo progresan cuando el sol salga por la mañana.

Oak resiste imperturbablemente el viento más fuerte, Scleranthus camina con perfecta seguridad; los ojos de Clematis están fijos con alegría en el fin del viaje y no hay dificultades o retrasos que puedan desalentar a Gentian.

Heather ha aprendido que cada viajante debe hacer su camino y marcha tranquilamente delante por mostrar que se puede lograr. Chicory, siempre queriendo dar una mano, solo lo hace cuando se lo piden. Cerato conoce muy bien las pequeñas sendas que no llevan a ningún lado y Centaury siempre ayuda al más débil que siente pesada su carga.

Rock Water se ha olvidado de acusar, solo se ocupa de alentar a los viajeros. Verbain ya no arenga sino que señala el camino en silencio. Impatiens ya no se apura sino que se demora entre los rezagados para mantener su paso. Y Water violet, mas parecido a un ángel que a un hombre, pasa entre los compañeros de viaje como una brisa de viento cálido o un rayo glorioso de sol, bendiciendo a todos.


Edward Bach